lunes, 24 de noviembre de 2008

HÉROES





Mis héroes no son mutantes, ni producto de experimientos genéticos. Menos aún fueron irradiados por algún meteorito o picados por alguna araña transgénica. Los héroes de mi vida pueden babear mientras duermen, o rascarse la nariz cuando nadie los ve, pueden ser gorditos o huesudos, se ganan la vida trabajando. Son como uno, pero mejores.
Lo que los hace diferentes es que nunca se preguntan el por qué de todo lo que les ocurre, simplemente aprenden. Son filósofos de la vida a quienes la gente mira como a bicho inocente, crédulo y confiado (o sea, raro).
Son los que asumen muchos papeles para hacer feliz a la gente que los rodea, como quienes asumen paternidad-maternidad. Los que compran caramelos para sus amigos, los que se van a vivir a otro país solos, los que saben perdonar, los que vuelven a confiar, los que se atrevieron a amarse y a amar.
Mis héroes son los adictos rehabilitados que cayeron en el vicio y volvieron a salir de él, los que se casan más de una vez, los que adoptan niños porque no pueden tenerlos o porque tienen la necesidad de dar.
Son los que luchan, los que ganan medallas de atletismo y tienen, en lugar de una pierna, una prótesis, los sordos que componen música, los sacerdotes disidentes, los que se asombran de la vida cuando ven un enjambre de luciérnagas… son de esos que ya no se fabrican.

Tierra Gourmet





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Dicen que los niños comemos tierra cuando tenemos deficiencias de minerales y como el cuerpo es sabio nos impulsa a hacer lo que orgánicamente necesita. Te diré que yo creo que era una reacción rebelde a comer carne…..no me gustaba comer carne de niño y me iba corriendo al parque a comer tierra, de la madre tierra la pachamama…..
Uhmmm si hubiera conocido más al Chavo del 8 y la vecindad de seguro hubiera preparado pasteles de lodo….o café de tierrita….agua San Urbano….

vicios oscuros



Lo huelo una y otra vez antes de llegar a mi sitio, justo después de prepararlo. Caliente. Con dos pepitas de azúcar falsa en mi vaso de poliestireno expandible (reciclado, por supuesto). Ya no lo tomo con leche porque recientemente mi cuerpo se reveló contra la lactosa.

Y así volví a ser bebedor de café. "Mi nombre es Diego y soy adicto al café" ¡Hola Diego!, sería la sesión de rehabilitación contra este delicioso y oscuro vicio.

Ya no me asusta enfermarme de los nervios.

Me encanta el expresso doble.

Otra vez mi pila huele a café.